Vivir en Madrid, rodeada de la gente de mi propio mundo, a veces no me ha permitido conocer de cerca gente de otras culturas. ¡Qué ciega estaba! y eso que he viajado bastante y he visto otros países.
Vivir en Londres me ha permitido conocer gente maravillosa, que me ha aportado su punto de vista de las cosas, me ha expilcado su religión, su política, su sistema educativo y más. A veces sólo hablando con gente tan variopinta, como la que he tenido el lujo de conocer, te permite aprender casi más que en el colegio.
Yo, ignorante de mí, pensaba que Inglaterra era un país más avanzado que España, y que tenían muchos más beneficios sociales para los ciudadanos que nosotros, pero llegas aquí y te enteras de que no existe por ejemplo la prestación por desempleo (tienen algo parecido, pero ni mucho menos comparable) y te quedas con la boca abierta, igual que se quedan ellos cuando les explicas cómo es en nuestro país.
Por otro lado he conocido a una chica de Irak, que está aquí como muchos otros aprendiendo inglés, y te habla de "después de la guerra" como yo puedo decir que he comido macarrones... Y yo no podía parar de pensar, mientras ella seguía hablando, en la suerte que he tenido que yo no he vivido una guerra. Me suena como a las historias de mi abuela... Algo real, pero muy lejano.
Una chica alemana me comentaba que qué bien se vive en Londres sin tanto frío, a mí, que voy enfundada en un abrigo de pies a cabeza casi hasta para dormir.
Un chico suizo me decía que hablaba inglés, español, alemán, francés y un poco de italiano, yo, que pensaba que era alguien por hacerme entender en inglés.
Y cuando estaba fumándome un cigarro con un griego y un italiano, no pude evitar comentar "aquí estamos, los representantes de 3 países que están sufriendo una gran crisis en Londres"
En fin, el mundo es alucinante, y cada día entiendo más eso de "no te acostarás, sin aprender algo nuevo".
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